De una explosión surge la transformación. De la oscuridad, surge la luz.
En el movimiento aparece la inspiración que nos inunda y nos trasciende llevándonos a encontrar nuestra expresión de color.
Lo nuevo surge de un Big Bang.
En lo nuevo también necesitamos calma, empatía y compasión.
Necesitamos colores para redescubrirnos, aceptarnos tal cual somos y vivir en armonía con lo que nos rodea.
Después de un proceso interno, nos volvemos más sabios.
Una búsqueda profunda que nos lleva a una paleta de colores que inspiran equilibrio y balance.
Renacer para conectarnos con los demás desde nuevos lugares.
Colores que surgen desde el afecto por lo que nos rodea.
Desde un lugar de verdadero amor.
De lo interno surge lo nuevo.
Una renovación que se ve en colores para poner manos a la obra con la energía del cambio en el mundo.